Pero primero había que terminar la visita a Kandy, que es además una ciudad con una actividad frenética pese a su escaso tamaño. También es cierto que a parte de la preciosa zona del lago y su gran ajetreo comercial la única visita que hay que realizar es la del Templo del diente sagrado de Buda y eso es lo primero que he hecho esta mañana.
El templo como tal no es especialmente llamativo, pero por dentro si que tiene elementos más que destacables e interesantes.
Se notaba tanta devoción que incluso he visto a turistas emocionarse ante la entrega de los que realizaban las ofrendas.
Posteriormente y antes de irme a la Estación donde debía intentar encontrar a Mapria José y Mónica, me he dado una vuelta por las calles de la ciudad, que ahora ya sin fiesta seguían demostrando el dinamismo que se veía ayer. Especialmente impresionante son los ríos de gente alrededor de la estación de autobuses.
Habíamos quedado finalmente que nos veríamos en la estación, bhpero el único dato con el que contaba era que venían de Trincomalee y que habían salido a las 6.45. Teóricamente deberían tardar 4,5 horas y así a algo mas de las 11 yo ya estaba allí ante la mayor cantidad de autobuses que he visto en mi vida en un espacio tan pequeño, cientos de movimientos por hora. Realmente increíble con motores antiquísimos que sueltan un humo infernal y el ruido de decenas de cláxones soñando al mismo tiempo.
Tras algo más de una hora esperando y tras varias conversaciones con un par de conductores de tuk-tuk que estaban allí y que me habían indicado el teórico lugar exacto donde debían de llegar, he decido que me iba. Mi sorpresa es que cuando ya estaba sentado en un autobús para irme ha aparecido el conductor de tuk tuk con ellas que habían llegado cinco minutos después de irme yo. Increíble, es como encontrar una aguja en un pajar y es que hasta las cosas que consideras imposible que ocurran finalmente pueden ser verdad.
Nos hemos ido a comer a un restaurante musulmán, una vueltecita para cuatro compras y de nuevo a la estación para coger el bus que nos debía dejar en dos horas en Nuwara Eliya. Finalmente han sido unas tres horas de un trayecto entre montañas y plantaciones de te, a gran altura donde la niebla dificultaba el ya peligroso de por sí trayecto por la forma de conducir que tienen los srilankeses, sobre todos conductores profesionales.
Tras otra hora mas para encontrar alojamiento ya que todo lo que queríamos estaba completo nos hemos puesto ropa de mas abrigo y nos hemos ido a cenar a la ciudad, Tras la cena nos hemos ido a dormir, ella llevaban más de nueve horas de autobús abarrotado.
Así que mañana a ver plantaciones de te a mas de 1000 metros de altura. Aquí ahora hace fresquito.
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