Así que a las 9 ya estaba en la estación de autobuses de Polonnaruwa y he cogido el bus de las 9,30. Menos mal que lo he cogido con tiempo y he podido ir sentado, aunque haya estado rodeado durante la hora y tres cuartos que ha durado el viaje de sobacos, piernas y brazos,
Cuadro de mandos del vehículo de lo más tecnológico.
La diferencia con los autobuses regulares de Camboya o Laos es que allí al menos ponen banquetas en el pasillo y aquí la gente va directamente de pie para que quepan más, y van como sardinas. Lo peor es que había gente que iba hasta Kandy, lo que supone al menos cinco horas de pie en un pasillo, apretados. Menos mal que corre un poco el aire.
Llegada a Dambulla sobre las 11,00. Me ha costado de nuevo encontrar alojamiento ya que los que tenía previstos estaban llenos. Finalmente he encontrado uno pequeñito, muy familiar que no esta mal.
Sin perder mucho tiempo he contratado un tuk-tuk para que me llevara a Sigiriya, esperar allí por 3 o cuatro horas y me devolviera al hotel. 12 euros sin regatear.
Mi tuk-tuk. Muy difícil de entenderse con él porque tiene un inglés muy básico y pronuncia muy raro, pero muy buen chaval.
Sigiriya fue un antiguó monasterio que estaba en la falda de la roca, pero casi en el año 500 se convirtió en capital del país y su rey ordenó la construcción de su palacio en la cima de la roca. No hay nada como tener dinero o mando porque a ver como narices consiguieron hacerlo si hoy ya cuesta subir los 370 metros del peñasco con escalones, la mayoría de hierro que no existirían en su día.
Este es el foso que rodea la montaña.
Dejo constancia de que estoy a punto de subir. Luego dejare pruebas de que lo he hecho.
Bueno, ahora que empezaba la fiesta había que comenzar a "escalar" la montaña. Buena temperatura aunque el sol pegaba bastante y agradable brisa que arriba iba a ser viento bastante fuerte.
Parecía que iban a cambiar el tipo de escaleras porque han aparecido estas otras de Caracol, pero tan sólo eran para subir a una cueva arriba que tiene unos frescos en la pared. Luego bajabas y continuabas con las escaleras normales.
Esta es la prueba de que he subido,
370 metros a una media de 4 escalones me salen casi 1.500. Como en todos los sitios en este país las indicaciones brillan por su ausencia.
Vuelta al hotel. Como he dicho tenía la posibilidad de visitar el templo y las cuevas de Dambulla, pero mis piernas no están en disposición de hacer otro exceso hoy, aún así me pego un pequeño paseo y me doy cuenta de que necesito descanso.
Ya en hotel, además de los propietarios, uno de ellos con rastas que habla muy bien inglés y al que llaman Bob Marley (incluso hay un póster con su carta y el nombre del jamaicano en la pared del comedor) estoy con dos familias polacas que me invitan a beber Arac de Sri Lanka muy rico y una joven holandesa con la que ceno ya que hotel es como una casa familiar y los polacos con sus niños habían cenado muy pronto. La holandesa y yo tenemos distintos planes para mañana pero hemos quedado para cenar en el hotel porque los polacos se van ya.
Mañana la idea es que me quedaré otro día en Dambulla sin agobios.
Después de buscar bastante, encontré el Relax Guesthouse por medio del conductor de un tuk-tuk. No es lo más recomendable hacerlo de este modo porque siempre se va a llevar una comisión y pagarás algo más, pero ya había visto cuatro y no tenía más ganas de buscar con la mochila en la espalda.
Me costó 3.500 la habitación doble con desayuno. Está muy bien, es muy familiar. Hay que negociar bien el precio con la dueña porque luego se olvida. Desde allí puedes ir andando al Templo y las cuevas que es lo único que hay que ver de la ciudad.
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